1. AMRITSAR. LA CIUDAD SAGRADA DE LOS SIJS

Aunque hayamos cambiado de país, seguimos pedaleando por el Punjab, por el trozo que los ingleses dejaron en el lado indio.
Amritsar alberga el Golden Temple, el templo sagrado para los sijs.
Estos representan solo el 1,9% del mapa religioso de la India, pero en el norte del Punjab son muy numerosos. Su característico turbante,

y su inseparable daga enseguida los diferencia del resto.
El templo está abierto las 24 horas del día y todo el mundo es bienvenido. El sitio nos atrapa, y es que después de mucho tiempo bajo el dominio del Islam, todo nos resulta nuevo: las ropas, los turbantes, el colorido…

Los fieles se arrodillan nada más entrar al recinto. Algunos toman un baño en sus aguas, otros la beben y dan de beber a sus hijos… El lugar, acompañado de unos monótonos y repetitivos rezos que salen de la megafonía durante las 24 horas del día, rebosa espiritualidad, algo de lo que Cyclotherapy carece

No exageramos cuando decimos que todo el mundo es bienvenido. En el templo se ofrece alojamiento y comida gratuitamente. La actividad en el comedor es frenética,

y nadie se queda sin agua para combatir el insoportable calor húmedo del Monzón

Los guardas se aseguran que nadie se salte las normas: Pañuelo en la cabeza, pies descalzos y nada de alcohol o tabaco puertas adentro. Vienen sijs de todo el mundo

Y los de casa parecen que controlan que nada se salga del tiesto

O quizás estén vigilando que a alguno no le dé un jamakuko, como a este hombre, que sale de su baño sagrado en estado de tranceNos encanta el cambio de indumentaria. Poco a poco el día va pasando y los fieles se relajan hablando,los guardas del templo descansan,y otros, como tantas veces hemos visto en otros templos, duermen.Aunque esté anocheciendo, los baños no cesan. Es más, es ahora cuando más se agradecen...India es un caos. La ley de la carretera está marcada por la duración de los bocinazos. Habrá que poner todos los sentidos en la carretera si queremos llegar lejos… al menos vemos que están acostumbrados a las bicis

Y a nosotros que nos parecía que acarreábamos demasiado peso en la bici. Como diría nuestro amigo Lontxo somos unos jodidos lloricas.