Pedalear solo se le hace muy raro y trata de hacerse amigos en el camino.
Y se cruzará con cientos de peregrinos, muchos de ellos pedaleando durante días descalzos...
Serán cuatro duras jornadas, a las que además de un calor insoportable y una humedad inhumana habrá que sumarle un terreno montañoso y un tráfico pesado increíble, nunca antes vivido.
A medida que uno se acerca a Srinagar, empieza a sentir algo extraño. Uno empieza a sentir que no está en la India. Empiezan a aparecer las primeras mezquitas, de una estructura diferente a las vistas hasta ahora, los hombre visten “los pijamas pakistaníes” y las mujeres apenas se ven por las calles.Kashmir está ocupado por el ejército y la policía. Hay miles de soldados apostados en las carreteras (dos cada cien metros), cientos de autobuses transportando tropas valle arriba valle abajo y cientos de tanquetas que van por la carretera como si fuesen los únicos vehículos con derecho a ocuparla. Aitor odiará a muerte a la basura humana que conduce los vehículos militares, auténtico peligro para el eslabón más débil del asfalto.
Menos mal que hay carteles que le recuerdan a uno dónde está el norte, carteles con los que uno se identifica a muerte
Será cuando el sol está a punto de esconderse detrás del lago cuando Aitor llega al paraíso. Todo el sufrimiento se olvida cuando uno encuentra un lugar como este. Está en el Nageen Lake, en una House Boat (“casa flotante”) donde descansará y disfrutará de los placeres de la vida.
Acude con Majeed, su anfitrión, a una reunión sufí. Todas las semanas acuden a la casa de un mecenas un grupo reducido de amigos que cantarán los poemas sufíes acompañados de una música envolvente y de abundante cantidad de hachís.
Entran en trance varias veces. Cuando se apagan vuelven a la carga. Estos abueletes llevan toda la vida fumando, y durarán cien años, seguro. Cyclotherapy Telebista emitiendo el avituallamiento...
Srinagar, una ciudad ligada al aguaPor las tardes contemplará momentos únicos que le atraparán y le impedirán abandonar el barco, como por ejemplo ver el resto de House Boats...
...ver a las familias moverse por el lago...
... adivinar por dónde saldrá el pato cada vez que se sumerge...
...ver los atardeceres desde primera fila de playa...
... y ver finalmente el castillo reflejado en el lago. Todo ello sin moverse de su trono particular: una destartalada silla de camping que le acompañará unos días
Envía a Iñigo un informe detallado sobre el lugar y le invita a no perdérselo.
Fuentes no autorizadas han rescatado unos fragmentos de dicho mensaje, que rezaba así: “Estimado Abuelo Highlander, aquí no hay cuestas que subir, solo hay que estar tirado en el barco viendo cómo pasan las shikaras. Por las mañanas te despiertas con el paleteo de un shikarero, por las tardes te quedas dormido escuchando los patos sumergirse y por las noches la única sintonía que se escucha en la radio es la música de Bob Marley. A los días le faltan horas. Aquí no hace falta reloj, es por tanto, el paraíso. Te espero”
Resulta lo suficientemente convincente para que Iñigo desde su retiro espiritual en Dharamsala no lo dude y consiga colarse en un jeep contratado por una simpática familia francesa que lo llevará directamente a sentir el embrujo del Nageen Lake. Después de una semana separados, Cyclotherapy se reunifica.
Jean Philippe, Clara y Alexis, de Burdeos, ocupan uno. Romy y Eddy, con los que hemos coincidido en Tashkent y Karimabad, también vienen a relajarse. A Coco, un Ganditano por el norte de la India, lo encontramos prisionero en Srinagar y también se viene al paraíso. Con este gaditano, que viene de Delhi en bici, echamos buenas risas y esperamos verle de nuevo cuando volvamos a casa. Con todos ellos las cenas resultarán animadas y agradables.
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