Durante diez días Vashist se convertirá en nuestro cuartel general. Encajados en un impresionante valle, disfrutamos de la comodidad y de la buena comida que nos ofrece el hostal que regenta temporalmente un hondarribitarra llamado Iñaki. Con él disfrutaremos de momentos de gloria, como por ejemplo, buenas películas, buena música y buenas tertulias.
Este año el monzón anda retrasado y apenas ha llovido. Pero será cuando llegamos cuando cae un diluvio que durante 3 días y 3 noches nos obligará a no hacer nada viendo la lluvia a través de cristales.
El pueblo en sí está a 3 kms de Manali. Es muy tranquilo y tiene templos y unas termas públicas a las que acudimos religiosamente todos los días. Será cuando llueve cuando emularemos a los monos de los documentales de la 2 acurrucándonos en sus calientes aguas.
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Como nos ocurre últimamente nos da mucha pereza abandonar un sitio donde hemos estado tan a gusto. Pero hay que seguir. Queda el último tramo de montaña hasta llegar a Chandigarh, donde esperamos encontrar un sitio donde poder dejar las bicis y así hacer algo nuevo: mochilear.
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